Discriminación.
Aunque en general
significa acción y efecto de separar o distinguir unas cosas
de otras, en Derecho el término hace referencia al trato de inferioridad dado a
una persona o grupo de personas por motivos raciales, religiosos, políticos, de
sexo, de filiación o ideológicos, entre otros.
Ha sido
tradicional la desigual consideración de los hijos según fuera su origen
matrimonial o extramatrimonial. Así, los segundos tenían menos derechos en
la herencia de sus progenitores que los hijos habidos
en matrimonio. También, en el ámbito laboral, es reseñable el trato discriminatorio que sufren las
mujeres, pues el coste que para las empresas supone contratar a una mujer, en especial si está casada, es mayor si se tiene en
cuenta una posible baja por maternidad. Es célebre el caso que en Francia protagonizaron hace décadas las auxiliares de
vuelo de la compañía aérea Air France: la discriminación venía dada, no por la
condición de mujer, sino por la de ser mujer casada.
La política
oficial de apartheid fue abolida en la república Sudafricana, en lo cual tuvo un protagonismo
indudable el dirigente de la población negra Nelson Mandela, además de las
presiones internacionales generalizadas. A pesar de todo, en los últimos
tiempos se han recrudecido las prácticas racistas o xenófobas en los países
occidentales (skin heads o 'cabezas rapadas', grupos neonazis,
entre otros), y de una manera alarmante en algunos países árabes
(Argelia, Irán, Egipto), en éstos ya con serias implicaciones religiosas.
Las modernas
Constituciones prohíben la discriminación, a partir de la proclamación de la
igualdad de los ciudadanos ante la ley. Es más, uno de los llamados derechos fundamentales es
precisamente la no-discriminación por razón de nacimiento, sexo, raza o
cualquier condición personal o social. En la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre de 1948 este derecho se encuentra reconocido
expresamente.
No son pocas las
legislaciones penales que consideran delito la práctica del funcionario público o del particular
que desempeña un servicio público que deniega a una persona, por razón de
origen, sexo, religión o raza, una prestación a la que tiene derecho.
Desde otro punto
de vista, el Derecho del comercio utiliza el término discriminación para referirse
al trato desigual que se puede conferir según sea el cliente un consumidor o un profesional o proveedor.
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